En el momento en que me enteré que ya no estabas, no pude parar de llorar, lo único que se me pasaba por la cabeza era que tenía millones de preguntas sobre vos pero no te las pude hacer porque pensaba que tenía tiempo. Pero me di cuenta de que no se pueden aplazar las cosas. Me gustaría verte por una sola vez más, abuelo...
Para hacerte esas preguntas que no te pude hacer, para sentarme con vos en el patio y escuchar tus anécdotas de cuando tenías mi edad.
A la semana de tu muerte soñé con ese encuentro. Estando en el patio, tomando la merienda, escuchándote, y que vos me contabas todas mis preguntas y que me podías ver, porque te habías quedado ciego dos años atrás.
Escuchar tus ''Que alta que estás'', que ahora me hacen tanta falta. Sigo soñando nuestro encuentro imaginario para recordar cómo eras. En mi corazón siempre estás y me acuerdo siempre de vos cada 13 de Febrero.
sábado, 12 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario